31/1/09

TRUJILLO




29 de enero - 1 de febrero de 2009

Esto ya está mucho mejor. La ciudad tiene hermosos edificios coloniales y las visitas a Chan Chan y las Huacas del Sol y la Luna no te dejan indiferente. Esta tarde he conseguido un tour privado a El Brujo, lugar donde descubrieron recientemente la primera mujer enterrada con honores, por lo que sospechan que en la cultura moche ambos sexos eran iguales. Bueno, como hoy no me siento habladora mejor describo más otro día.

30/1/09

CAJAMARCA



28 de enero de 2009

Llegamos a Cajamarca a las 23:00 horas cuando habíamos salido a las 6:00 de la mañana. ¡Todo un día en el bus del terror! Esta mañana me levanté pronto porque tras leer la guía supe que no habría mucho qué hacer aquí y tenía razón. Esta mañana he estado visitando Cumbemayo (santuario natural utilizado por los preincas como culto y lugar astronómico) y por la tarde las Ventanas de Otuzco (tumbas perforadas en piedra pero sin ningún tipo de decoración), por lo que después de visitar Chiclayo y Chachapollas me ha parecido lo más insulso del mundo. Así que ya estoy preparada para agarrar el siguiente bus hacia Trujillo, donde espero estar más de un día para recuperar algo el sueño perdido.

29/1/09

VIAJE DE CHACHAPOLLAS A CAJAMARCA



28 de enero de 2009

Nunca me hubiera imaginado que el viaje en bus (¡auto para 50 pasajeros! -para que tengáis una idea del tamaño del bus) desde Chachapollas a Cedelín iba a ser tan impresionante y escalofriante a la vez. Creo que son las vistas más hermosas que he visto nunca, aunque ver tu muerte tan cerca tantas veces te hace recapacitar sobre si valía la pena el trayecto y; para colmo, me quedé sin batería de cámara y móvil (qué raro, ¿no? Ni hubiera podido despedirme mientras caía......). Creo que a partir de ahora cualquier atracción me parecerá una chorrada. De hecho hubo uno de los pasajeros que decidió bajarse del bus para ir a pie. El resto, aunque no teníamos mucha confianza en llegar con vida (y menos cuando veías los coches y camiones desperdigados por el precipicio) al final, seguimos adelante. Y aquí estoy, en Cajamarca, contenta de estar viva. Sin embargo, si hoy me dijeran que tenía que volver por el mismo camino de vuelta diría que ni soñarlo. Es una de esas experiencias que tomas en un momento de euforia y confianza pero que no vuelves a jugártela otra vez.

27/1/09

CHACHAPOLLAS



24 de enero - 27 de enero de 2009

¡Esto ya es otra cosa! Tal y como esperaba Chachapollas es el lugar que estaba buscando para admirar la vegetación y las ruinas de los chachapollas e incas. Tiene unas vistas maravillosas, con enormes cerros de 3000 metros de altura y ríos con gran caudal que recorren el territorio. Pensaba estar como máximo 2 días, pero no podía marchar sin visitar Kuelap y los sarcófagos por lo que, finalmente estaré más tiempo de lo esperado. Ya veo que tendré que correr al final (como siempre).



27 de enero de 2009

¡Ha valido la pena! Lo cierto es que tanto el circuito a Kuelap como la de los sarcófagos y cueva de Quiocta fue de lo más divertido. No por la excursión en sí, sino por los compañeros de viaje que, siendo la segunda vez que coincidíamos tuvimos la oportunidad de profundizar y conocer mejor a la gente. Allí conocí a Matías (médico polaco de 32 años), y a un grupo de franceses vegetarianos un tanto místicos que van en busca de las energías positivas y; por supuesto, nuestro guía dormilón Augusto, que posteriormente supimos el porqué de tanto sueño.





Los sarcófagos ubicados entre los peñascos de unas rocas de imposible acceso no resultaron ser tan espectaculares como yo imaginaba. Sin embargo, en el camino de llegada, nos vino acompañando una niña del pueblo que fue decorándome con flores y tocados para mi boda, que celebramos por escrito al llegar a la zona de los sarcófagos. Hay que reconocer que tenía un arte natural: tuve pulseras, peluca, corona, ramo de flores y bolso de flores, todo aquello que se le ocurría lo iba construyendo con sus manos. Pero Matías (mi supuesto novio) me abandonó por otra, el mismo día de mi boda así que me cambió el tocado de subida para el siguiente enlace, que según dijo, se prometía mejor. ¡Hay que reconocer que tienen imaginación aquí!




En la cueva vimos experiencias surrealistas con movimientos epilépticos y cantos gregorianos, pero según nuestro guía Augusto eso no parecía ser demasiado (él no nos acompañó porque era un lugar que lo intranquilizaba -no me extraña-). Supongo que yo no tengo ese dón ya que lo único que sentí fue un sentimiento de dolor por la cantidad de cabezas cortadas y restos de esqueletos que había en la cueva (ya que el culto a los dioses eran mediante ofrendas humanas). El guía que nos acompañó posteriormente (Don José) resultó ser el descubridor de la cueva por un sueño que tuvo con la aparición de su padre diciéndole dónde encontrarlo (y que las malas lenguas asociaban con el diablo). Según Matías tenía cara de diablo y, aunque yo simplemente sólo lo vi poco agraciado, en ningún momento llegué a verle los cuernos.


Al llegar a Chachapollas Matías nos invitó a Augusto y a mí a cenar pollo (ya que es lo único que se atrevía a comer en Perú - por problemas digestivos, dijo-). Augusto había quedado, así que después de cenar nos juntamos con él para ir a tomar algo y bailar salsa. ¡Nos lo pasamos en grande y se fueron las horas volando! Nunca antes había visto bailar salsa a un polaco, ¡qué gracia! En unas horas yo debía agarrar el bus hacia Cajamarca y Augusto volvería a dormir en su circuito hacia Kuelap.

26/1/09

CHICLAYO


23 de enero - 24 de enero de 2009

No creáis que ha sido fácil recordar el nomble de esta ciudad. Cada vez que debía nombrarlo tenía que revisar mi biblia (por supuesto, la estimadísima Lonely Planet, que espero no perder); pero ahora, después de estar allí unos días, ya no resulta tan difícil. Lo cierto es que he agradecido un cambio de aires y volver a una zona donde el escaneo de sus miradas no es para averiguar las pertenencias de tus bolsillos. La ciudad en sí no tiene absolutamente nada de especial, la siempre plaza central donde se ubica la catedral, un parque y la mayoría de los bancos y un sinfín de taxis amarillos que parecen huevos y que por 2 soles te llevan al fin del mundo.

Las excursiones diarias se resumieron en las pirámides moches y chimúes (las del bosque de Pomac no pudimos visitarlas porque estaban en batallas campales los campesinos con la policia por temas de expropiaciones, con muertos incluidos) y a sus impresionantes museos (Sicán -donde no se podían sacar fotos- y Sipán); ya que por mucho que se ofrecieron a llevarme a la playa no me parecieron demasiado atractivas (ni las playas ni las ofertas -las de Máncora parecen bastante mejor pero quedan muy lejos-). Allí conocí a Alberto (de Lima pero de padre argentino) que se está tomando un año de viajes pero a un ritmo bastante diferente. Fue interesante conocer su opinión sobre la cultura peruana y su opinión sobre el retraso del desarrollo del país.

22/1/09

LIMA



19 de enero - 22 de enero de 2009

Lo cierto es que mi llegada a Lima no podría haber empezado mejor. Ruth (que conocí en Mendoza en el tour de vino - a la izquierda de la foto y Carol, que conocí posteriormente) me estaba esperando en el aeropuerto a las 23:15 horas, como me dijo por mail y me llevó al Residencial que me había reservado: una bonita casa particular que arrendaba habitaciones por 25 dólares en el barrio Miraflores. Al día siguiente, aprovechando que no había investigado sobre los lugares a visitar, me acerqué a una agencia para que me diera más detalles y, afortunadamente conseguí la información necesaria para saber con precisión que hacer en los días siguientes a Lima.

Por la tarde, Ruth vino a buscarme para visitar el Malecóm y para cenar platos típicos de Perú, sin faltar, por supuesto, el Pisco Sour y la Chicha morada; que estaban deliciosos. El día 21 decidí tomar el bus turístico de la ciudad y que me llevaran de paseo por Miraflores y Lima, pero no recordé ponerme el bloqueador (protector solar), así que os podéis imaginar como acabé. Con ello, he conseguido hacerme una ligera idea de cómo es la ciudad y qué visitar cuando vuelva a Lima, porque de momento he decidio agarrar un bus que me lleve al norte, pero no antes sin celebrarlo en un delicioso restaurante de la zona.

20/1/09

ISLA DE PASCUA




14 de enero - 19 de enero

En un principio, aunque la llegada a la Isla de Pascua vino acompañada de su correspondiente collar de flores, no me pareció tan espectacular como yo esperaba. Sin embargo, a medida que iban pasando las horas y los días mi impresión fue cambiando, hasta enamorarme perdidamente de la isla. Es cierto que, aunque la historia pueda no ser tan misteriosa como parece, los moais si lo son. Tienen algo, que uno no sabe muy bien qué és, que no puedes dejar de mirarlos y hacer fotos. ¡Imaginaos, tengo 250 fotos sólo de una isla de 24 km de largo por 12 de ancho aprox.!

Pero lo mejor de todo fue la gente que conocí en la isla. Desde la llegada en avión con LAN todo fue redondo. Compartí habitación con Minjeong y Nienke desde el primer día pero nuestra relación fue por separado; es decir, los primeros 3 días visité la isla con Minjeong (de Corea) y los últimos 2 con Nienke (Holanda). Seguro que no hace falta decir quién es quién, ¿verdad?

Pero no sólo ellas eran encantadoras sino todo el mundo en la isla estaban dispuestos a conocer a gente y a pasarlo bien. El único problema es que los hombres estaban algo desesperados. Yo creo que tenían una especie de competición entre ellos y que al final de la semana miraban quién había conseguido hablar con más mujeres, porque eso era lo único que conseguían (máximo entre 5 - 10 minutos) ó al menos en mi caso, y eso que tenían el pelo largo y moreno, como a mi me gustan, pero desde luego, no, su forma de actuar.
Fue un acierto contratar la excursión del día completo que te llevaba a visitar los restos más impresionantes y lejanos de la isla: la cantera donde se creaban los moais, distintos ahu donde yacían echados los moais (a causa de las guerras nativas), las explicaciones de la historia, 15 moais rehabilitados con estupendas vistas al mar, la playa Anakena con arena blanca, ... ¡Precioso!

A partir de ese momento, el resto de visitas ya fue por libre. Al ya conocer la historia y el significado, el resto de los días consistían en combinar visitas con playa y relax y, por supuesto, espectáculo. Lo cierto es que 5 días son los adecuados para poder visitar esta isla en su plenitud y con tranquilidad. ¡Impresionante, eh!

La última noche, como despedida de la Isla de Pascua y de Chile en mi caso, Nienke y yo nos fuimos a cenar un delicioso pescado fresco con su vino correspondiente. Fue el perfecto cierre de una isla encantadora.














15/1/09

"HEIDI" Y MARCO EN CORRENTOSO




8 - 13 de enero de 2009

Si me hubieran dicho al principio del viaje que viviría en familia en una cabaña al pie de las montañas con Marco, las ovejitas y las vacas, hubiera dicho que estaban locos. Pero en realidad, eso es lo que pasó. Tras abandonar La Serena agarré el primer omnibus que me llevara de vuelta a Puerto Montt (y eso que no me había gustado, ¿eh?) y desde allí un micro que nos dejó en un pueblecito llamado Correntoso a 30 km de distancia y muy próximo al Parque de los Alerces.



¡Era una maravilla despertar viendo el monte nevado, el cerro lleno de árboles y las vacas pastando en nuestro jardín de 5000 m2 de superficie, junto a Guerrero, por supuesto, nuestro Niebla pero en negro. Pero lo más importante de todo es que nuestros dibujos, no se iniciaba en los primeros capítulos de la serie (sólo con Heidi, Marco, el abuelo y la abuelita), sino que sustituimos a los viejos abuelos por una niña de 6 años llamada Ainara y un niño de 12 años llamado Andino. Creo que tuve más facetas en 5 días que en toda mi vida. Cuando consiga descargar las fotos ya os enseñaré mi familia para que veáis que guapos son todos. ¡Ja!

Pero no creáis que todo fue hermoso. Llegué a echar de menos la intimidad de una ducha en soledad (sin la niña que entrara a esconderse porque su hermano la quería matar) ó hacer la remolona hasta tarde y eso, sólo en 5 días. ¡Me parece que todavía no estoy preparada para ser madre!

5/1/09

EL NORTE DE CHILE EN UN FLAMANTE FIAT UNO BLANCO



29 de diciembre 2008 - 7 de enero de 2009

Han pasado muchos días desde mi partida de La Serena. Pero una de las ventajas o/e inconvenientes de tener coche es que pasas más tiempo en los campings, parques naturales ..., pero muy especialmente, en la carretera.

En realidad, no tengo demasiado a decir, ya que es difícil con palabras (al menos para mí) describir las emociones, los colores, las vivencias, la alegría..... todo los sentimientos que fluyen al observar ciertas maravillas de la naturaleza. Aunque sí recomiendo encarecidamente que, aunque ha sido una experiencia nueva y excitante, se vaya en avión hasta San Pedro de Atacama. ¡Qué a nadie se le ocurra realizar 2100 km en coche (un trayecto)! Es cierto que de esta manera puedes hacer camping en sitios como El Parque Pan de Azúcar (¡una maravilla!) ó visitar el Valle de la Luna en completa soledad, y sólo por ello ha valido la pena la paliza de conducir que me he pegado. Sin embargo, Antofagasta y sus alrededores son, en palabras dulces, como la película Waterworld (de Kevin Costner), un lugar de acero y oscuro que deprime al pasar. Menos mal que ya he vuelto a la provincia de La Serena que, aunque no es Chiloé, al menos, las playas no son negras.

De todas formas el próximo día escribiré mi recorrido para dejar constancia de los sitios visitados y las recomendaciones personales, por si acaso se os ocurre visitar este país desconocido que es Chile.

29 de diciembre de 2008

Desde La Serena (Norte Chico) a las 16:30 horas del 29 de diciembre de 2008 conducí directamente hasta el valle de Huasco: pasando por Vallenar, Freirina y finalizando el día en Huasco. La primera idea fue pararme en la Reserva Pingüino de Humboldt pero por la hora que era cuando llegué pensé que sería mejor realizar la visita por la mañana, así que lo dejé para la vuelta. Lo cierto, es que dormir en Huasco fue como volver atrás en el tiempo.... esas locomotoras llenas de carbón que pasaban intermitentemente con su sonoro silbato por el centro del pueblo te hacían pensar que estabas en otro mundo... ¡qué lastima que no pudiera inmortalizarlo en una foto!

30 de diciembre de 2008

Al día siguiente después de un paseo por la playa y desayunar abundantemente, volví a embarcarme en las carreteras de Chile, esta vez, dirección a Copiapó. La ciudad, un caos, llena de avenidas y circunvalaciones que consiguieron sacarme de quicio por lo que decidí marchar directamente a Bahía Inglesa (en realidad, la primera idea era visitar el Parque Nevado Tres Cruces pero no fuí capaz de encontrar el camino de ripio que llevaba hasta allí y ahora me alegro de ello pero ya os contaré más tarde porqué).

Bahía Inglesa y Caldera resultaron ser turísticas pero cuidadas y con construcciones bajas, por lo que era muy agradable pasear por el puerto, la plaza central ó el paseo de Bahía Blanca. Pero decidí no quedarme a pernoctar allí y tras visitar el Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular seguí hasta el Parque Nacional Pan de Azúcar donde decidí pasar la noche en el camping delante de la playa en mi super coche blanco (en ese momento el color estaba cambiando a crema). Es, junto al Parque de los Alerces en Argentina, el Parque que más me ha gustado, aunque son completamente diferentes (quizás sea por eso). Las playas de arena blanca que contrastaban con el azul intenso del Pacífico y los cerros policromados hacían del paisaje un mundo fantástico y, lo mejor de todo, era que prácticamente no había nadie. Fue una noche soñada, a la luz de la luna y bajo el cielo estrellado... pero como todo no podía ser perfecto, con un dolor de espalda que aún hoy recuerdo.








31 de diciembre de 2008

Y al día siguiente, con un olor a muerto, y un dolor de espalda intenso puse camino hacia Norte Grande. Considerando que no había agua caliente y que iba a pasar todo el día en el coche decidí que ya me ducharía al llegar a San Pedro, pero no llegué. Tras visitar la Mano del Desierto y La Portada de Antofagasta (quizás haya algo más que visitar allá pero aparentemente yo no supe encontrar ningún atractivo a la ciudad) me dirigí hacia Mejillones, la única zona costera de la Región que se salva un poco, aunque definitivamente no vale la pena ni acercarse, a no ser, que se quiera ver localidades tristes y oscuras, con rocas de color cobre y un aroma a contaminación que no deja respirar. Pero llevaba muchas horas conduciendo así que finalmente aunque Calama dejaba bastante que desear, decidí quedarme a dormir y, como era fin de año decidí ir al Hotel más caro de Calama, con toallas limpias, TV por cable, un baño individual con agua caliente y una cama de matrimonio para mí sola. Creo que no podía haber pasado un mejor fin de año que ése. Al día siguiente me sentía como nueva y, el precio de cualquier cena en fecha tan señalada lo había gastado únicamente en el alojamiento. ¡Empecé el año limpia y a dieta!

1 de enero de 2009

Y finalmente, llegué a San Pedro de Atacama. Nunca hubiera imaginado que el Valle de la Luna iba a visitarlo yo sola en mi coche; ya por entonces, de color marrón. ¡Qué paisajes y qué tranquilidad! El pueblo resultó ser de lo más pintoresco, con sus casitas bajas de adobe (como las de la Aldea de Tulor - el pueblo más antiguo de la región -) y sus calles de tierra, pero era encantador.









Por la tarde decidí que iría a ver los Géiseres El Tatio pero de camino hacía allí (por supuesto, camino de ripio) encontré las Termas de Puritama y, aprovechando que llevaba el bikini aproveché para echar un vistazo. Allí conocí a Teresa y Leo - una pareja chilena de Arica que vivían en Toconao y trabajaban en las minas de la zona (como la mayoría de chilenos) - que se ofrecieron a bajarme en coche hasta la base de las Termas (¡deberíais haber visto el camino!) Estuvimos hablando, disfrutando de las aguas termales y al final, me invitaron a tomar con ellos en la furgoneta un piscolabis de papas fritas y coca-cola. ¡Fue el final de un día perfecto, ya que me recomendaron que no fuera con mi coche hasta los géiseres y, sólo se pueden visitar a las 5 de la madrugada! Así que me dirigí al pueblo para buscar donde dormir, finalmente me alojé en el Hostal Sonchek donde conocí a Juan Luis que se ofreció para hacerme de guía. ¡Estaba encantada!

2 de enero de 2009

Al día siguiente debía levantarme pronto para visitar las lagunas Miscanti y Miñiques a 220 km de San Pedro por un espeluznante camino de ripio. Finalmente llegué y tomé muchas fotos para dejar constancia de ello ya que no volveré nunca más. El principal problema fue que, a pesar de levantarme pronto, no sirvió de nada ya que, ya imaginaréis mi sorpresa cuando vi que la rueda izquierda del auto estaba pinchada. ¡Toda la mañana para encauchar la rueda! Por lo que fue un día muy largo y agotador, visitando lagunas, reserva de flamencos, las últimas ruinas del s. XII y el pueblo de Peine. Llegué de vuelta a San Pedro más marrón que mi coche a las tantas de la noche, pero sabiendo que había hecho el objetivo del día. Fui a tomar algo con Antonio, pero volví más rápido que corriendo cuando empezó a ponerse cariñoso. ¡Qué susto!




3 de enero de 2009

Estaba decidida a regresar hacia La Serena ese mismo día, pero no sin antes quedar con Juan Luis para que me enseñara Los Ojos de Salado y el Salar Chiliques. Fue muy divertido y me encantó: me bañé en agua salada (como en el mar muerto), siendo imposible sumergirse; tomé un baño de barro, dejándome la piel fina y me sumergí en una balsa que en una situación normal me hubiera negado,pero debía quitarme esa capa marrón de fango blanco que llevaba. ¡Y lo mejor de todo es que por un día, no tuve que conducir! Pasaron las horas muy rápido y como se hizo tarde para la partida, fuimos a ver la puesta de sol sobre una de las numerosas quebradas del desierto, lo único que en ningún momento llegó a poder considerarse romántico, por la gran cantidad de gente que había. Fue un día agradable y tranquilo ya que él en ningún momento intentó ir más allá (sólo lo insinuó) y yo, no estaba por la labor.


4 de enero de 2009

Como no podía dormir (supongo por la gran cantidad de coca-cola que tomamos en la cena) decidí aprovechar para poner camino hacia el Sur. Fue muy bien porque a pesar del gran número de kilómetros que debía realizar, pasó muy rápido. Pasé por Taltal (la playa estaba descuidada y sucia, y los buitres hacían el festín con un león marino muerto) donde comí un delicioso congrio a la plancha y regresé al Parque Pan de Azúcar, pero esta vez no me quedé. Como ya habían iniciado las vacaciones los chilenos el camping estaba lleno, y la bonita imagen que tenía de la primera vez, no quería sustituirla. Descanse en la única playa vacía que había (después de caminar por la arena durante 20 minutos para llegar a la orilla) y al rato regresé a Caldera donde permanecí para dormir allá.

5 de enero de 2009

Al día siguiente, tras dormir en el coche al no encontrar alojamiento en el pueblo, me dirigí hacia Copiapó para visitar el Parque Nevado Tres Cruces, pero esta vez fui directamente a información para que me indicaran el camino. Cuando me dijeron que debía conducir durante 4 horas por camino de ripio sólo para llegar, se me quitaron las ganas de golpe y, cómo aún no habían llegado los turistas las agencias no hacían la excursión. Así que rechacé la idea y seguí conduciendo hacia el Parque Nacional Pingüino de Humboldt; a medio camino de entrar por el desvío ví dos chavales (de 19 años aprox que me recordaron a mis primos) haciendo auto-stop y, como hacía un calor insoportable decidí llevarlos en el coche. Así pués al llegar allí después de 1 hora de conducir por ripio llegamos al pintoresco puerto donde nos embarcamos en una mini barca que tras la visita turística a la Isla de las Damas (viendo pingüinos, por supuesto, leones marinos, cormoranes y delfines, entre otros) nos acercó a una paradisíaca playa de arena blanca. Estuvimos allí hasta el final de la tarde que volvimos a puerto para volver a La Serena. Los dejé en la ciudad, pero no sin antes guiarme para ir a El Valle de Elqui (último destino de mi viaje por el norte). Llegué por la noche por lo que no pude ver gran cosa del paisaje.


6 de enero de 2009

El Valle de Elqui y sus alrededores resultaron ser maravillosos. No sé si es porqué necesitaba volver a ver el verde de los árboles o qué, pero me pareció un valle precioso (mejor que el de Huasco, bajo mi modesto punto de vista). Recorrí todos los pueblecitos de la zona (Pisco Elqui, Monte Verde, ....), hice un tour de pisco por el valle y visité el Museo de Gabriela Mistral de Vicuña (un poco latoso pero correcto para conocer algo más de esta poeta chilena). Y por la tarde... un delicioso baño en la piscina del hospedaje, ¡qué bien me sentó!. Por la noche intenté ir al Observatorio Cerro Mamalluca, pero cuando vi que llegaba un colegio de 60 alumnos decidí desistir y me volví sobre mis pasos hacia el hospedaje. Al día siguiente quería acabar de visitar la zona y no tenía ganas de aguantar chorradas de adolescentes.

7 de enero de 2009

Por la mañana tras desayunar y hablar un rato con mis compañeros de la casa me dirigí hacia Ovalle; la intención era visitar el Valle del Encanto para ver petroglifos y pictogramas, pero como El Parque Nacional Fray Jorge apareció antes, decidí tomar ese camino. Resultó ser un bosque verde rodeado de cerros llenos de cactus y próximo al mar. Donde la camanchaca (manto de nubes húmedo que tapa completamente el bosque) se cernía sobre nuestras cabezas sigilosamente. El camino de llegada había sido tan malo, que había pasado toda la mañana para llegar al parque, así que sin tiempo de nada más, volví a La Serena, donde debía devolver el coche, sano y salvo.