24/2/09

REGRESO A CUZCO

22 de febrero de 2009

Al día siguiente era Carnavales en Cuzco y, lo que yo pensaba sería un día relajado y sin grandes emociones, resultó ser un día pasado por agua, pero no por la lluvia sino porque es costumbre en Carnavales en mojar a la gente (¡ya se podrían disfrazar, como el resto del mundo!). En realidad, fueron tan gentiles que me ofrecieron entre un masaje gratis o un cubo de agua, pero no llegué a entenderlo hasta que tuve el cubo completo en mi cuerpo porque quizás hubiera preferido el masaje gratis (claro que hubiera tenido que pagar algo a cambio, no?)

Bueno, lo cierto es que decidí marchar de allí y volver a Lima para buscar el primer bus de ida a Huáraz para poder disfrutar de más caminatas por las montañas.

22/2/09

MACHU PICCHU Y EL VALLE SAGRADO




20 de febrero - 21 de febrero de 2009

La excursión por El Valle Sagrado estuvo bien pero nada comparado con las impresionantes vistas desde el Waynapichu de la impresionante ciudadela del Machu Picchu. Así y todo las ruinas de Pisac y Ollantaytambo bien se merecen una visita porque son igualmente impresionantes y el entorno en el Valle es precioso con sus colores verdes y azul.



Sin embargo, el Machu Picchu se ha ganado el nombramiento de Maravilla del Mundo por su mística ubicación y conservación de una civilización similar a la romana. Valía la pena levantarse a las 4:00 de la madrugada para hacer el recorrido a pie en la oscuridad desde Aguas Calientes (donde pasé la noche) hasta la cima del Machu Picchu (1,15 horas de subida) y Waynapichu (sólo 1 hora más de subida) para poder observar esas vistas y sentir la espiritualidad del lugar, con esos enormes cerros a su alrededor que impedían la llegada de los enemigos. Se mantuvo en silencio muchos años después de su abandono por la civilización Inka, conocida sólo por campesinos del lugar, hasta que el norteamericano Hiram Bingham a cambio de unos soles redescubrió el lugar. Y hoy, podemos admirar y conocer algo más sobre esa cultura Inka que fascina y que no deja indiferente a todos aquellos que la visitan.


Todo fue maravilloso: conocí a gente encantadora como Miriam y Fabiana (madre e hija chilenas) con quién subí y bajé el Waynapichu a pie (que según ellas era su inspiración para llegar a la cima), Pablo y sus amigos brasileños que volví a encontrarme en la cola para conseguir el turno de las 10:00 a.m., el guía Francisco que nos explicó con todo detalle toda la historia y ruinas que veíamos; los argentinos y peruanos que se tomaron fotos conmigo en la cima porque decían que era muy simpática (¡Oh, oh!); y la poca gente que había, que permitía disfrutar más del lugar, al ser época de lluvias y al estar el camino Inka cerrado por rehabilitación. Pero, por supuesto, como buena época de lluvias, la neblina nos acompañó casi toda la mañana y las lluvias no nos abandonaron desde la bajada del Waynapichu hasta la llegada a Aguas Calientes para tomar el tren de vuelta a Cuzco (4 p.m.). Hacía tiempo que no me mojaba tanto, pero es que el camino Inka de bajada se había vuelto un río natural, por lo que llegué chorreando de arriba abajo (nada se salvó). La vuelta en tren fue muy divertida donde conocí a Jose y Marco, dos brasileños muy simpáticos con los que me reí mucho, una lástima que decidieran marchar en bus a mitad de camino para llegar antes, no tuvimos tiempo de intercambiar correos, pero así es la vida del viajero: conoces a mucha gente pero desgraciadamente no mantienes el contacto con la mayoría de ellos.

CUZCO






17 de febrero - 19 de febrero de 2009

La ciudad de Cuzco es maravillosa, tiene algo especial que te obliga a permanecer días y días paseando y disfrutando de sus espectáculares edificios, callejuelas y ambientes. El primer día apenas vi nada, ya que era tan tarde que me fui directamente al hostal que me ofrecieron en la Terminal Terrestre; pero al día siguiente, con esa agradable altitud de 3.500 metros sobre el nivel del mar y sus numerosas tiendas, museos, restaurantes, agencias turísticas, vendedores ambulantes, ..... y el sinfín de ruinas inkas que te envuelven en un sueño de bienestar que haría que no marcharas nunca. Así que pasé varios días disfrutando de la ciudad y, por supuesto, de las tiendas (donde me he vuelto una experta de la negociación. Lo peor es que ahora iré cargada con una mantelería familiar bordada a mano por 40 soles, es decir, 10 euros, una manta de alpaca baby por 45 soles, una esfera de 1,5 kg de Lapizlazu -una preciosa gema azul típica de Chile (¡tenía que ser de allí!)-que representa mi vuelta al mundo por 20 soles y, por supuesto, no podían faltar los anillos de plata con grabados a mano y piedras semi-preciosas (65 soles los dos). ¡Una ruina!).


Al día siguiente tomé el tour por la ciudad y alrededores de Cuzco, visitando el Monasterio de Santo Domingo con algunos de los templos Inkas en su interior (¡muy curioso!) y; a las afueras de la ciudad, las ruinas de Sacsahuamán (que es la cabeza de la representación del Puma que es Cuzco), Pukapukara, Q'enqo (lugar astronómico y representación de los tres mundos: el subterráneo, el terrestre y el cielo) y las fuentes de la eterna juventud (Tambomachay), que aproveché para rociarme la cara por si acaso servía de algo.

El día antes de mi partida hacia El Valle Sagrado y Machu Picchu quedé con Rebecca (la otra chica australiana del trekking de Colca) para cenar. Nos pusimos al día de nuestras respectivas experiencias y cenamos un delicioso pajarrete (pez blanco del Titicaca) a la plancha; paseamos por el barrio San Blas (ya que era donde estaban nuestros respectivos hostales), tomamos un pisco sour y cuando ya nos despedíamos... vi a Pablo (francés con quién compartí el taxi desde el aeropuerto de Arequipa al centro) que había salido a escuchar la música en vivo de la Plaza mientras fumaba un cigarro. Al día siguiente Pablo también marchaba para visitar los mismos lugares, así que supimos que nos encontraríamos por ahí, pero tanto Bec como yo nos despedíamos sabiendo que ya no nos volveríamos a ver.

18/2/09

LAGO TITICACA


14 de febrero - 17 de febrero

Desde la salida de Arequipa con Tracy (australiana con la que coincidí en el trekking del Colca) hasta la llegada a Bolivia, todo fue una experiencia sorprendente y curiosa.

Empezamos el viaje el 14 de febrero a las 7:15 horas de la mañana en el colectivo que nos llevaría a Puno. Sin embargo, en este país los buses no salen hasta que están completos, por lo que tuvimos 1 hora de retraso. Finalmente, al iniciar nuestro viaje, un señor llamado Juan, con muchas disculpas previas y reconociendo que todo viajero quiere hacer el trayecto en tranquilidad (pero sin dejar de callar), nos relató un monólogo sobre los suicidios y las mujeres: que nadie debe suicidarse por amor, porque la vida es linda y si él/ella no te quiere ya habrá otra, bla, bla, bla.....una hora más tarde supimos el motivo de tanta charla: ¡para vendernos unas miseras chocolatinas! Pero el mejor de todos vino más tarde, en una de las miles paradas del camino, entró un chico que vendía libros, pero como por supuesto el precio era superior al anterior, el rollo que nos metió fue de campeonato. Asimismo, en este caso, nos explicó el contenido de cada uno de los libros que formaban una colección de 3. Y no os perdáis el capítulo 9 del libro vitaminas sobre el aborto. Se puso en la situación del feto y, desde el inicio de su vida: que a las tres semanas ya tenía ojos aunque no boca y dedos, qué feliz que era por estar vivo, ... hasta sus preguntas de por qué iba su mamá al médico (¿estaría malita?), ¿por qué había tanta sangre? pero mamita si el iba a ser el mejor hijo del mundo..... en este momento me dormí.

Llegamos a Puno con el tiempo justo para tomar el último bus hacia la frontera (que cierran a las 8 p.m) con Bolivia. Lo cierto es que el paso por la frontera fue muy sencillo, llegando a Copacabana 10 minutos más tarde. Allí pasamos la noche y fuimos a cenar trucha a la plancha y en el restaurante nos encontramos con Richard y Marlene que habían tenido experiencias aún más extrañas, ya que perdieron el último bus. Al día siguiente nos dirijimos hacia La Isla del Sol donde pasaríamos una noche en un hostal sencillo pero con unas vistas impresionantes del Lago Titicaca. Después del trekking por el Colca nos sentíamos fuertes y seguros, así que hicimos el recorrido de toda la isla del sur al norte y vuelta al sur en un mismo día (6,30 horas de caminar).



El paisaje era precioso, pero nadie te explica antes de llegar que debes pagar por cada Comunidad que visitas (5 bolivianos, es decir, 70 céntimos de euros), cada entrada a las ruinas (10 bolivianos) y por cada foto que tomas a algún lugareño ó animal de alguien (a partir de 1 boliviano) y, por supuesto, no es por el precio, sino por la desinformación. Igual que si sólo tomas el barco de ida, la vuelta te costará el doble porque como no tienes más remedio que abandonarla tarde o temprano, piden lo que quieren. Lo cierto es que se montaban unas conversaciones algo elevadas de tono con la llegada de los turistas... pero así y todo valía la pena. Sin embargo mis otros compañeros se pasaron más tiempo en hablar que en disfrutar del camino, por lo que al día siguiente se querían ir corriendo hacia La Paz. Yo, en cambio, decidí quedarme hasta la tarde y aprovechar el maravilloso día para visitar el resto de ruinas y disfrutar del paisaje.

A la tarde, hicimos un grupo para intentar salir antes de la isla (eran las 2 p.m.), ya que el primero partía a las 3:30 p.m. y debía pasar la frontera antes de que cerraran. El barco salió a las 3 p.m. (poco ganamos) y a medio camino se quedó a la deriva. Tras muchos intentos volvió a arrancar y finalmente llegamos a Copacabana (5 p.m.) sin más percances. El puerto parecía otro al del día anterior, con ese sol, sus vivos colores, los numerosos hippies en la calle vendiendo cosas, .... todo parecía diferente. Me informé sobre los buses y como no quería esperar hasta las 7 p.m me fui con el micro local hasta la frontera desde donde cogería un moto-taxi que me llevaría a Yunguyo para el siguiente colectivo a Puno. Tenías ganas de pasar la frontera sola y, como ya sabía que se debía hacer, no supuso ningún problema, a excepción de los piquetes a medio camino, por lo que el último kilómetro lo tuve que hacer a pie con la mochila a la espalda. El micro desde Yunguyo también fue otra nueva experiencia que tardó más que lo deseable, ya que al no cerrar la puerta del equipaje debíamos ir mirando que no se cayeran las maletas, por lo que cada poco tiempo nos parábamos.









Llegué a Puno a las 8:30 p.m. con unas ganas locas de irme a dormir y descansar para el día siguiente. No sabía qué hacer si marchar por la mañana hacia Cuzco ó visitar las Islas Flotantes (juncos flotantes de totora) y la ciudad de Puno; finalmente, me decidí por esta última opción, aunque me habían dicho que las Islas Flotantes era todo un comercio ya que no se vivía en ellas y los Uros hacía tiempo que ya había muerto el último, por lo que ahora algunos Aymaras iban antes que los turistas a preparar el escenario para el teatro que se desarrollaría unas horas más tarde. Así y todo, me gustó verlo y conocer como en algún tiempo si vivieron de esa forma. Además compré un precioso tapiz hecho a mano por 50 bolivianos (6 euros) que me sirvió de manta en el autobús de ida a Cuzco.


















14/2/09

TREKKING POR EL CAÑÓN DE COLCA




11 de febrero - 13 de febrero de 2009

Impresionante y muy divertido serían los adjetivos que utilizaría para describir los 3 días que hemos pasado caminando por el Cañón de Colca. Lo cierto es que tanto el grupo de 10 excursionistas solteros (Tracy, Ulish, Rebecca, Gisela, Richard, Michael, Lena, Celia y Tama), como los guías (Juan Carlos y Pablo), han conseguido que esta excursión fuera una de las mejores que he hecho hasta el momento. Dormir en pueblos perdidos en la montaña donde sólo se llega por mula ó a pie y donde el ir al baño supone una divertida excursión por el campo, han sido algunas de las experiencias que hemos tenido durante estos días. Es cierto que hemos caminado bastante, una media de 5 horas diarias, pero que quedaban compensadas con el encantador hostal perdido en la montaña o la piscina que nos esperaba en el Lodge Oasis al lado del río.

11/2/09

AREQUIPA









9 de febrero - 10 de febrero

La ciudad blanca (conocida así por sus fachadas) es una hermosa ciudad con un orgulloso sentimiento independentista que la hace presumida y altiva (me gusta eso). Es una lástima que sólo esté unas horas más antes de irme hacia el cañón de Colca a hacer trekking, pero hemos aprovechado bien el día con Rebecca (de Australia), Abi (americana) y, por supuesto, Willy (¿Dónde está?); tanto, por la mañana, con el Monasterio de Santa Catalina, como por la tarde con el tour por la ciudad y alrededores (dónde también nos ha caido una buena lluvia). Esta noche iremos a escuchar música en directo para despedirnos de su ambiente de gran ciudad pero donde pasear sigue siendo un placer.

9/2/09

REGRESO A LIMA

6 de febrero - 9 de febrero de 2009

Regresar a Lima, fue, en cierta manera, como un alivio (hizo tanto calor en la selva que se agradecía el cambio). Volví a alojarme en el Hotel Zaguán y aproveché el sábado por la mañana para hacer gestiones (ya sabéis, las típicas cosas del viajero: la colada, ir a buscar dinero y buscar pasajes para el siguiente destino). A la tarde quedamos Ruth, Carol y yo para salir un rato por el distrito Barranco - precioso y encantador municipio con edificios coloniales impresionantes, al más puro estilo bohemio - e ir a cenar extraordinariamente bien en un restaurante, el Chala, cerca del puente de los suspiros (no, no me fui a Venecia). Era la festividad del pisco sour y tomamos más de lo médicamente aconsejable; menos mal que es una vez al año (el primer sábado de febrero). El domingo, Carol (Ruth tenía un bautizo) se ofreció a llevarme a ver las ruinas de Pachacámac - que me encantaron - y aprovechando que me habían hablado tanto de Asia (zona comercial y costera a 97 km de Lima donde veraniegan todos los ricos de la ciudad en sus condominios con sus respectivas playas privadas) fuimos a comer en un Chifa, es decir, un chino al estilo peruano (Wantan frito con salsa tamarindo, arroz chaufa especial, pollo chi jau kai y tallarín saltado de pollo). Pero no sin antes tomar un helado de lúcuma en el Ovni, a mitad de camino, en una zona donde se dice han divisado objetos no identificados (yo no vi ninguno, pero si vi a ETE y algunas fotos de hombrecitos verdes mirándome con sus grandes ojos opacos). A la vuelta queríamos pararnos a tomar el sol un rato pero el tiempo decidió que no era una buena idea, así regresamos a Lima para ir a ver el espectáculo de fuentes más grande del mundo. ¡una maravilla!





Y hoy, lunes, aprovecho para escribir un rato antes de tomar el avión hacia Arequipa, donde iniciaré el último tramo por Perú.

6/2/09

SELVA AMAZÓNICA - IQUITOS





2 de febrero - 6 de febrero de 2009

Llegué a Iquitos a las 6:00 de un martes con un sueño terrible, después de haber pasado todo el día en autobús desde Trujillo a Lima y sin apenas dormir ya que, por unas horas, decidí ir directamente al aeropuerto. El guía que nos esperaba era de lo más curioso, Llako, no más alto de metro cincuenta y con tantas ganas de caer bien que resultaba algo pesado. Nos llevaron al Hotel Victoria Regia donde esperamos hasta nuestra salida al puerto, allí conocí a Alan y Sonia(un matrimonio mormón de Yuta que habían ido en busca de piel de anaconda superior a los 8 metros -me invintaron a visitarlos si en algún momento paso por ahí). El albergue era de lo mejor que se puede encontrar en los alrededores, con luz artificial de 18-22 horas y baño privado en cada habitación. Al ser época de lluvia había muy pocos turistas así que los encargados se desvivían por hacernos sentir bien. Han sido unos días relajados y tranquilos que he aprovechado para leer en inglés, disfrutar de la naturaleza y la gente, así como de la música de Fredi con su guitarra española.

Al día siguiente los americanos marchaban de vuelta a Lima, pero en sustitución conocí a un matrimonio argentino muy agradable, aunque un poco críticos. Miguel me facilitó contactos en Nueva Zelanda y Sudáfrica, que por supuesto aprovecharé para ir. Y, que menos que recordar, las 4 rusas que habían ido a disfrutar de la selva.

Las expediciones en busca de animales, pesca de pirañas y paseos en canoa han sido de lo más curiosas (en este caso mi guía fue Keni -salí ganando con el cambio - ya que con la llegada de las 4 rusas Llako estaba demasiado ocupado). Sin embargo, las visitas a los poblados indígenas (Bora y no recuerdo el otro) no fueron lo que yo esperaba. Yo quería conocerlos en un ambiente natural, como cualquier día en su vida, en vez de recibirnos con ropa que sólo usaban en celebraciones y bailes tradicionales.


De vuelta a Iquitos he aprovechado para visitar la ciudad y el barrio de Belén (la llamada "La Venecia del Amazonas"). Su mercado, con olores que resucitan a los muertos y, casas flotantes en aguas contaminadas y sucias, donde los niños nadan y pescan. Paseando en canoa por sus calles inundadas (de junio a agosto es época seca y son transitables a pie) observas la vida cotidiana de esta gente; donde una piel de anaconda de 8 metros vale más que una de sus casas (aprox. 700 soles). Ha sido un paseo muy interesante pero triste a la vez.

A partir de ahora, pensad que en todas mis fotos aparecerá un nuevo amigo, Willy, un pequeño mosquito que ha decidido viajar alrededor del mundo conmigo (ya que no sé como sacarlo de dentro). Así que cuando veáis mis fotos, debéis buscar a Willy ya que sale en todas ellas, con sus múltiples disfraces, intentando camuflarse lo mejor que sabe.

Por cierto, se me olvidaba comentar que a las mujeres del mundo no se les os ocurra venir a vivir aquí. Si en algunas culturas se permite tener tantas mujeres como se puedan mantener (como la mapuche -aunque me sigo quedando con los moches-); en este caso, no sólo se permite tener más de una sino que además, después puedes abandonarlas a su suerte sin tener que pasarles manutención por los hijos, por lo que la mayoría se dedican al tráfico de su cuerpo. ¡Una vergüenza! ¡Aquí la mujer vale menos que una alpargata! ¡Estoy super indignada!