29/3/09

RIO DULCE - LIVINGSTON (GUATEMALA)


26 de marzo de 2008

Rio Dulce resultó ser mucho menos interesante de lo que pensaba, sin embargo, el trayecto en barco desde el pueblo hasta Livingston era precioso. Hasta me pareció poco pagar los 125 quetzales para realizar el trayecto y ver esos lindos paisajes. Llegué a Livingston al mediodía y, tan pronto desembarqué supe que me iba a gustar estar ahí. Conoci a un alemán que me enseñó el Hotel African Palace (el nombre ya dice en que ambiente vivía) y por la noche me llevó a oir musica en vivo. Fue tan lindo ver las niñas bailando con esa gracia natural que tienen... Pero lo más curioso de noche tuvo lugar ya de madrugada, cuando me ofrecieron hacer trenzas africanas y, esta vez, no supe decir que no. Cuando volví al Hotel no pude dejar de hacerme fotos en el espejo para poder acostumbrarme a mi nueva imagen. Sin embargo, debo reconocer que me encanta.


Al dia siguiente, aún contenta por mi nueva imagen, hice la excursión a Playa Blanca (según la guía Lonely la mejor playa de la zona, pero que resultó estar en el territorio de Belize) donde conocí a Andrey (americana de 53 años, pero que parece mucho más joven -tanto por el físico como por la mentalidad-) y estuvimos toda la mañana tomando el sol, hablando y descansando en la hamaca. Lo cierto es que estoy encontrando americanos tan encantadores que ya empiezo a tener ganas de iniciar mi segunda etapa en América. Además, presiento que va a ser muy diferente de la actual y eso me encanta. Me hizo gracia porque es la segunda persona que opina (sin yo hablar del tema) que voy a ser una buena madre (espero hacerlo, al menos, la mitad de bien que la mía). ¡Pero tranquilos que todavía no es el momento!


Por la tarde quedé con Andrey para ir a cenar y, mientras esperaba en la puerta del restaurante conocí a Josep (de Vilafranca) y fue curioso porque se le puso la piel de gallina cuando supo de dónde era. Pero la verdad es que después de tanto tiempo sin hablar en catalán cuando encuentras a alguien no puedes menos que emocionarte... Fuimos al restaurante de Maria, una mexicana encantadora que cocina de muerte y a precios baratísimos. Allí comí un plato de deliciosos camarones al ajillo y prové el típico "Tapado" de la cocina garífuna. Creo que fueron los mejores días de Guatemala (ó al menos, de momento). Me sentí como en casa.

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